Entrevista al fotoperiodista, Pau de la Calle

«Hubo momentos muy duros y dolorosos, pero pensé:
los hubiera habido igual si no hubiese estado haciendo fotos»

A los nueve años su padre le regaló una pequeña cámara compacta y fue entonces cuando empezó su historia con la fotografía. “Desde bien pequeñito ya disparaba. Eran fotos sin sentido, obviamente, aunque ya ponía el ojo en el visor” afirma el fotoperiodista, Pau de la Calle. Cuando heredó la NIKON D40, tenía doce. Desde entonces, no ha dejado de fotografiar.

Por Carlota Biel

“Alzhéimer en cuarentena” es un proyecto que iniciaste un día después de que decretaran el estado de alarma en España –14 de marzo de 2020–. ¿Puedes contarnos como viviste el proceso de documentación?

Debía realizar un reportaje final para el Grado Superior de Fotografía que estaba cursando, y pensé… La situación que estoy viviendo en casa es una buena historia. A veces tendemos a buscar historias de otra gente, nos desplazamos a otros países que no son el nuestro, y no nos damos cuenta que la historia puede estar en cada uno.
Me pareció muy bonito realizar éste reportaje como algo testimonial para mi abuela. De hecho, aún sigue abierto. Ha dejado de llamarse “Alzheimer en cuarentena” para pasar a llamarse “Amor contra el olvido”.
Hubo momentos muy duros y dolorosos, pero pensé: los hubiera habido igual si no hubiese estado haciendo fotos.
En lo que se refiere al proceso de documentación, tengo que decir que me sentí muy realizado. Todo el país estaba en cuarentena y yo pasaba todo el tiempo produciendo un testimonio sobre lo que ha sido mi abuela y sobre lo que es, además de dejar un bonito recuerdo de ella el día que no esté. Hemos creado un vínculo distinto que ha ido creciendo mucho durante la documentación del proyecto y me ha regalado la oportunidad de vivir momentos junto a ella que quizás no habría vivido.

Posteriormente, el proyecto recibió varios premios y se publicó en diferentes medios de comunicación. ¿Qué supuso eso para ti?

“Amor contra el olvido” se ha convertido en el primer proyecto “serio”, periodísticamente hablando, que realicé después de acabar mis estudios fotográficos. Además, hizo que sintiera que, con mis fotografías, estaba transmitiendo sentimientos y sensaciones a todo aquel que las veía.
Lo publiqué en el Diari ARA casi dos años después de realizarlo, pero no por ello me sentí ofuscado. La finalidad del proyecto ni siquiera era publicarlo, ni me lo planteé. Nunca había publicado nada en ningún medio de comunicación.
El hecho de recibir varios premios regionales o el Premio de las Escuelas Amigas de Foto Colectania como proyecto del año de mi escuela fue algo muy gratificante. Básicamente me dije: mi proyecto está transmitiendo exactamente lo que yo pretendía plasmar con mis imágenes, y por ello quise continuar haciendo otros trabajos y seguir adelante con esta profesión.

Recientemente has estado trabajando junto a la ONG Maydayterraneo, más concretamente, documentando el rescate de personas en el Mediterráneo a bordo del buque de salvamento Aita Mari. ¿En qué momento te planteas cubrir la noticia? ¿Cómo ha sido la experiencia?

Siempre he querido cubrir un tema como éste. Veía el trabajo de compañeros fotoperiodistas que acompañaban a las distintas ONG y alucinaba. Acompañar a un barco durante toda su misión, ver cómo la ONG trabaja, observar cómo es un rescate en el Mediterráneo, conocer las historias de las personas que huyen de sus países para encontrar una vida mejor… Entonces me dije: ¿por qué no lo intento? El no ya lo tengo. Así que pregunté a las dos ONG que en ese momento había aquí en España: Maydayterraneo y Proactiva OpenArms.
Me contestaron los de Maydayterraneo y me comentaron cuáles eran los requisitos necesarios para cubrir un rescate como fotoperiodista. Aproximadamente, medio año después me preguntaron si quería que les acompañara en su séptima misión. Obviamente, dije que sí.
La experiencia ha sido muy buena por el aprendizaje que he obtenido a nivel periodístico. Aprender a tener paciencia, sobre todo. Piensa que la misión dura un mes aproximadamente, durante el cual solo son siete los días que hay “acción”. Por ello aprendes a ocupar tu tiempo de cualquier manera. Los días con los refugiados a bordo han sido muy intensos, aun así, como he dicho, he aprendido muchísimo.

© Pau de la Calle

Vemos que has publicado tus trabajos en distintos medios de comunicación, ya sean nacionales o internacionales, como TIME Magazine, The Washington Post, The Times, CNN, La Vanguardia, Diari ARA, Revista 5W, Huffpost, entre otros. ¿Cómo valoras que tus fotografías hayan llegado tan lejos?

Ha sido muy emocionante porque no me esperaba que mis imágenes llegaran tan lejos. Sí que es verdad que cuando logré vender el trabajo y la cobertura del rescate a la agencia de noticias Associated Press (AP) pensé que tendría más repercusión que si la vendía a una agencia local o a un medio concreto. Aun así, tampoco me esperaba que las imágenes llegaran tan lejos, ni conseguir la portada del The Washington Post. Fue muy emocionante, la verdad.
Sin embargo, al cabo de los días todas las portadas pasan a un segundo plano y lo que realmente valoras es la experiencia vivida estos días en el barco, haber podido fotografiar un rescate o conocer las historias de aquella gente.

¿Cuál ha sido el trabajo más difícil que has tenido que fotografiar?

No te sabría decir uno en concreto. Hay muchos que han tenido su punto de dificultad, ya sea por una cosa u otra. Al final, cuando estás fotografiando una situación complicada has de pensar que el que lo está pasando peor es el fotografiado. Yo intento hacerlo con la máxima empatía posible. No me gusta pensar que el protagonista soy yo o en las dificultades que tengo para cubrir algo. El que lo pasa mal es el que está sufriendo esa historia. Por eso, antes de fotografiar una situación difícil pienso: si fuera yo el que está viviendo esto, ¿hasta qué punto aceptaría o me gustaría que llegara el periodista?

Las distintas noticias que has cubierto –sobre todo: manifestaciones, desahucios, etc–, han tenido cierta repercusión. La fotografía que se hizo viral durante las protestas por Hasél de la chica que perdió el ojo por la violencia policial es un ejemplo de ello. ¿Llegaste a imaginar el alcance que tendría?

No imaginaba qué repercusión podía tener esa imagen, más que nada, porque en el momento de hacerla no sabía que la pobre chica había perdido el ojo. Me enteré a la mañana siguiente. En aquel momento, vi que había una persona herida en el suelo y fui corriendo a documentarlo como habría hecho en cualquier otra circunstancia. Había otros fotógrafos documentándolo también. De hecho, publiqué la fotografía en Instagram antes de enviarla a un medio de comunicación para denunciar que al poco tiempo de empezar la manifestación ya había habido los primeros heridos. Lo que no me imaginaba era que la herida fuera de tal gravedad.
No me gusta pensar el alcance que puede tener una imagen mientras estoy fotografiando. Sí que lo hago cuando las edito o envío a los medios de comunicación, pero mientras estoy documentando algo prefiero poner toda mi atención en el trabajo que estoy fotografiando y dejar para más tarde el pensar o imaginar dónde éste puede llegar.

© Pau de la Calle

¿Cómo es fotografiar hechos tan noticiosos per a la vez tan catastróficos como lo fue la Erupción volcánica de La Palma de 2021?

La cobertura de La Palma fue bastante frustrante porque era muy difícil acceder a la zona de cobertura. Podía fotografiar el volcán, pero desde muy lejos. Llegar a las historias o a los lugares donde se estaban padeciendo más las consecuencias de la lava o de la ceniza, era muy complicado. El perímetro de seguridad era muy amplio y eran muy pocos los periodistas a los que dejaban entrar. Y éstos, únicamente podían entrar acompañados.
Conseguir historias por tu cuenta o documentarlo libremente era muy complejo. También se debe a que tan solo fui cinco días, y no fue hasta el último que conseguí hablar con las autoridades para acordar una fecha y poder entrar a la zona de la explosión. No conseguí salir de las típicas imágenes de plantaciones con ceniza o los paisajes del volcán. Aun así, fue una buena experiencia ya no tanto a nivel periodístico sino a nivel personal.

Compartir: