Fernando Moleres
Ruanda. Tras el genocidio ruandés y un millón de muertos en su mayoría tutsis, se libró una guerra civil entre las etnias por el control de Ruanda. El ejército perdedor (hutus) y casi dos millones de civiles, se refugiaron en Zaire y los países vecinos en inmensos campamentos.
La guerra que se desencadenó posteriormente en Zaire (1996) provocó la liberación de los campamentos de refugiados ruandeses y el éxodo a su país de origen.
En 1996 más de un millón de exiliados hutus regresaron a Ruanda tras permanecer dos años en los campos de refugiados de Goma (Zaire).
De pronto fueron cientos de miles de personas las que se pusieron en marcha y, pasadas las navidades de 1997, ya eran un millón trescientos mil los que habían regresado a casa, en el país de las mil colinas.
Como había ocurrido en 1994, la masa había vuelto a caminar. Pero si entonces lo hizo dejando a sus espaldas un reguero incontable de muertos –quizás ochocientos mil, quizás un millón-; si durante los horribles meses de la primavera y el verano de 1994 aquella multitud de niños, ancianos, mujeres, hombres, avanzaba pisando los cadáveres de sus vecinos tutsi y algunos, demasiados, paladeaban todavía el sabor del crimen en el que habían participado; ahora, todos ellos, de nuevo masa, de nuevo niños, ancianos, mujeres, avanzaban con la cabeza baja, la pobreza marcada en el rostro, la derrota cargando como un fardo en las espaldas y, sobretodo, el miedo, un miedo espeso y amenazante: quién sabe si el miedo del que se prepara para el castigo, o aquel otro miedo menos definido que nace de la culpa jamás reconocida y, más que la expiación, suele predecir la venganza.
Fernando Moleres. Bilbao 1963; vivo en Barcelona desde 2001. Durante más de 25 años he fotografiado temas de actualidad relacionados con los Derechos Humanos. Algunas de estas historias, como la explotación laboral infantil o los menores en la cárcel. Desde 2014 trabajo en el proyecto Antropoceno. La fotografía documental es para mí una actitud vital, una herramienta que me permite acercarme a situaciones que me cautivan, me preocupan y me dan ganas de participar.
Ser autónomo me permite trabajar en proyectos personales durante un largo periodo de tiempo. Mis reportajes/archivo fotográfico son distribuidos por las agencias de fotografía-Panos y Laif.