In-volución de Iván García-Martín (1)
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Iván García-Martín

In-volución. Este ensayo fotográfico pretende escribir mediante imágenes la situación rural, la manera perfecta para reconocer a todas estas personas que siguen manteniendo la ilusión de vivir…
La despoblación de la España interior, la nuestra, durante muchos años no le importó a casi nadie. Por aquel entonces Iván García-Martín, cámara en ristre, ya recorría los senderos de Castilla y León en busca de soledades.
En esta exposición nos cuenta la viva realidad, sin miedo.
Iván ha retratado lo que queda en esos pueblos abandonados que están fuera del tiempo: quietud, abandono, silencio. Calles rasgadas y ahogadas por las malas hierbas, como si ocultasen pasos perdidos. Casas huérfanas de ilusiones, sentimientos, esperanzas. Esquinas roídas por el desamparo. Escuelas sin saberes. Las siluetas de las torres de las iglesias, que en las zonas rurales son como los faros para los marineros, estás desvalidas, sin nadie a quien orientar; descreídas. Campanas que mecidas por el viento suenan a vacío. Templos sin salmos ni rezos.
¿Habrá Dios en estas iglesias?
A quien vemos en cada retrato de Iván es a ella. Ha venido para quedarse. Camina sola, triste y en silencio, abatida… ¡Es la soledad! Sin embargo, él no se ha ido. Ahí está. Se asoma por el hueco de una ventana desvencijada; sentado en una tapia, en una piedra o en medio de una calle. Sigue perenne. Nadie lo olvida… ¡Es el recuerdo!
Soledad y recuerdo.
Estos pueblos deshabitados son lo más parecido a las cenizas de un brasero apagado, que ayer fuera lumbre y llama. ¿A quién dio calor? ¿Qué vida se esconde en los escombros de este invisible silencio?
Estas fotografías son un grito rebelde, documentado, para llamar la atención e intentar que Castilla y León deje de ser una de las comunidades autónomas que más padece esta hemorragia demográfica.
Duele el paisaje sin paisanaje.
Pueblos abandonados, solitarios, descosidos, sin dueños. Aldeas que desaparecen con el hombre y sus tradiciones, leyendas o canciones. Y si nadie lo remedia, en pocos años, se convertirán en polvo de adobe. La despoblación es la antesala de una tierra baldía. Sería doloroso perder nuestro recuerdo y patrimonio. Muy triste que esas calles de la infancia dejen de existir. Pueblos sin huellas. Sin la posibilidad de visitar la cuna donde nació nuestra familia. Para que eso no suceda, están las fotografías de Iván García-Martín, que han inmortalizado la vida de antaño.
La memoria de estos pueblos no se puede olvidar. En sus tapiales y eras están grabadas las historias de cada uno de nosotros:
Lágrimas y risas.
Ruralismo no es sinónimo de oscurantismo. Aquí hay mucha luz. La luz de la vida, nuestro orgullo.”
En esta exposición, los pueblos abandonados no son olvido, son CULTURA.

Texto: José María Lebrero

Iván García-Martín nació en Madrid, pero dice sentirse de Olmedo (Valladolid). Comenzó a estudiar Bellas Artes y terminó licenciándose en Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid. Su exploración visual le ha llevado por la pintura, la fotografía, el vídeo-arte o el documental. En el campo de la fotografía esa inquietud visual le premió con una beca para PhotoEspaña, en la que estuvo disfrutando con fotógrafos tan prestigiosos como Martín Parr y Larry Fink. Por su trabajo fotográfico In-volución”, el Gobierno de Aragón se interesó por el proyecto y ha estado expuesto en la provincia de Teruel; y la Fundación Villalar le invitó al III Encuentro Nacional de Artistas. Además, su trabajo titulado Mapas Cerrados” fue elegido, por la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, en el programa Alacarta para formar parte de los circuitos expositivos de la región.

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