Maria, una historia de amor
Mi primer encuentro con Zelie. No había planeado el embarazo pero me pregunto si en el fondo realmente lo había deseado ya que sí tenía ese deseo de ser madre, aunque quizás no de esta manera. Aún así, sentí la necesidad de llamarlo «accidente» por miedo a lo que pensaría la gente, «No tienes una situación estable» dirían «Esto acabará con tu carrera»…Pero no fue eso lo que pasó.
‘Maria, una historia de amor’ de Severine Sajous
«María, una historia de amor» define el impacto que el nacimiento de mi hija Zelie, ahora de 4 años, ha tenido en la vida de mi vecina María, una viuda de 76 años y viceversa. Adaptándose al nuevo contexto social de las últimas décadas, la idea clásica de «Familia» como institución se está modificando. La típica familia compuesta por una madre y un padre con varios hijos y una familia extendida, intergeneracional, está siendo desplazada.
En las sociedades industrializadas de hoy en día hay un número creciente de familias monoparentales sin familia extensa que viven cerca, como es mi caso. Como muchos otros padres jóvenes y solteros, dependo de mis amigos y vecinos para que me apoyen. Una política de «puertas abiertas» permite que se formen nuevos y diferentes marcos familiares adaptándose directamente a las necesidades y circunstancias.
Mi primera foto de Zelie y yo por Anna.
Carta a Zelie. Poco a poco, construyendo este proyecto, busco las palabras para explicar a Zelie su historia. Empieza con el primer encuentro con su padre Ahmed. Una historia de amor que parece anclada en un tiempo, un espacio, en 2016, en Beirut, ahí donde únicamente pudo respirar. Aún me cuesta enlazar las palabras, quizás no haya asimilado mi propia historia. Me pregunto cuando Zelie necesitará conocer la suya. Aún necesito tiempo. © Severine Sajous
Zelie con su «bebé». Al jugar se inspira en lo que vive cerca de mí y en lo que siente para poner en escena su percepción de las cosas. ¿Es un juego esencial para su despertar y su equilibrio psicológico? ¿Estamos educados para la procreación y la maternidad? © Severine Sajous
Carrer Tanger 48, Barcelona. María nació en este mismo edificio, en este mismo piso, el 13 de febrero de 1944. Zelie crece en el apartamento que está frente al suyo. Todas las mañanas Zelie llama a la puerta de María, gritando su nombre. Si María no responde a tiempo, Zelie se derrumba en el rellano.
© Severine Sajous
El segundo cumpleaños de Zelie en casa de María el 26 de octubre de 2019. El Whatsapp «anual» con Ahmed, el padre de Zelie, el 2 de noviembre de 2019. La carta que he escrito para que Zelie abra cuando cumpla 7 años y en la que le explico el enigma de su fecha de nacimiento. Rompí con Ahmed cuando estaba embarazada de 8 meses. La presión de su familia egipcia musulmana era demasiado para mí y para nuestra relación. Las diferencias culturales, los miedos y las amenazas…se acabaron. © Severine Sajous
Archivos familiares. María con vestido de novia.
El vestido de nacimiento de Zelie por la madre de Ahmed. La principal causa de mi ruptura con Ahmed fue mi negativa a casarme con él impuesta por su familia.
Archivo familiar. Como si se tratara de una metáfora de la desaparición del marido de María y de una mujer que recurre a su hijo. «Siempre fuimos los tres hasta el 12 de febrero de 2014, cuando «Tichou» decidió tomar otro camino para siempre, dejándonos a mi hijo y a mí, como siempre lo hizo. El fin».
La rutina matutina de María. Café y soledad. © Severine Sajous
Archivo familiar. El marido de María le envió esta carta cuando estaba en el ejército en 1963.
María mira tranquilamente hacia el exterior. Zelie le ha permitido abrirse al mundo. © Severine Sajous
Hice 5 fotografías de naturaleza para María y le pedí que eligiera una que refleja la relación que mantiene con su hijo. «Xavi siempre va a su bola, pero sí me llama todos los días a las 9 de la noche. Creo que es una cuestión de carácter».
María y su hijo Xavi en la playa de Mataró, verano de 1958.
María le ha dejado a Zelie algunos consejos de su experiencia en la crianza de su hijo Xavi. Una reflexión sobre su soledad.
1. Estudia mucho
2. Vive con tu familia
3. Sé buena con el mundo
4. Haz lo que quieras
Un retrato que hice de María en la ventana de su apartamento, desde la ventana del mío. La vida en espacios cerrados. © Severine Sajous
Hola,
Soy abuela y te voy a contar un poco sobre mi felicidad. Vivo sola y tengo una vecina que tiene una hija de 2 años y siempre la veo, la beso, jugamos mucho y cantamos y jugamos más.
Nadie sabe lo feliz que soy.
Por la mañana su madre la lleva a la guardería y está muy contenta. Llama a mi puerta, me besa y me llama por mi nombre. María.
Es muy inteligente. Habla francés, español y catalán. Es una joya. A mi edad, no puedes imaginar lo feliz que soy con sus llamadas. Volvimos a jugar.
No diré más porque me llevaría toda la tarde explicar nuestras cositas.
Eso es todo,
María Llovera
Zeile besa a María, recordando a la Bella Durmiente. © Severine Sajous
(Izq.) El collar de teleasistencia de María para las personas mayores que viven solas. María explica que la teleasistencia respondió 4 veces a las llamadas de Zeile, que pulsó el botón por error, jugando con el collar. Finalmente, María les dijo que ya no lo necesitaba porque tenía a Zelie.
Zelie y Maria como una sola. © Severine Sajous
“Cuando me siento sola y triste, hay otra historia que necesito recordar. La de una madre y su hija que se convirtieron en mis vecinas. Ella era una madre soltera y me cambió la vida. Ahora estoy feliz porque recibo todo el amor del mundo”.
María, mira a tu alrededor, todo está cambiando y yo estoy aquí haciéndome la misma pregunta. «¿Soy una buena madre? o no.
Y luego están los otros que nos rodean, los que siempre tienen una palabrita que decir, siempre para nuestro bien.
«Lo hago lo mejor que puedo», casi me obligo a decirles. Pero al final, María, hago lo que me da la gana. Simplemente no lo saben.
Corazón separable. El día que nos volvimos a «casa», en Francia para empezar una nueva etapa a finales de octubre de 2020, Maria regaló a Zelie esta pequeña pirámide y se quedó con un trozo.
«Cuando me siento sola y triste, hay otra historia que necesito recordar. La de una madre y su hijo que se convirtieron en mis vecinas. Era una madre soltera y eso cambió mi vida. Ahora soy feliz porque recibo todo el amor del mundo». Maria.
Mi segundo cumpleaños, el 16 de diciembre de 1983, en Pau. La maternidad me permitió nombrar, comprender las complejas relaciones que se tejen en el seno de las familias, pero también mis propias interrogaciones. Por fin este cuaderno íntimo me acerca a mi propia madre y a Maria de su propio hijo.
Mi querida Maria,
Ya llevamos un año en Francia. El tiempo pasa volando, eso dicen!
Ahora nuestro portal da a una pared y a una escalera “altibajona”. El tuyo a un piso desde entonces cerrado. Te cuento Maria: solté un hechizo, que este piso se quede vacío y que tu Javi se te vuelva cerca. Funcionó.
Recuerdas, me lo solías decir que era “una bruja”, una “Boja” también!
Siempre me mandabas a pasear, no muy lejos, pero a pasear. Así tenías a Zelie pa’ ti solita!
Lo nuestro molaba mucho, Yaya.
¿Recuerdas también los berrinches matutinos de Zelie? Sigue haciéndolos pero ya no tienen el mismo eco desde que no estás cerca.
Hoy recuerdo yo ese 28 de agosto con nostalgia, las tres sentadas en el umbral de un camión de mudanza bastante bancal, donde habíamos encajado como pudimos 18 años de vida, 8 de ellos a tu lado.
Fue un drama. Vamos.
Cerramos la puerta, cortamos un algo y aún así seguimos atadas a nuestra infinita historia de amor.
Maria, muchísimas gracias por haber endulzado mi premisa de maternidad y transmitirnos todo el cariño necesario para que crezcamos juntas, las tres.
Hoy es tu cumple Maria, mañana es amor,
Y siempre te echamos de menos.
Seve y Zelie, que te quieren.