Sergi Conesa
SMOG. En 2012 la Organización Mundial de la Salud (OMS) identificó las 50 ciudades con peor calidad del aire del mundo. De estas ciudades, 33 eran polacas y entre todas destacó Cracovia.
Hace unos meses, viajamos al sur de Polonia con el periodista Víctor González para escuchar a los activistas que, cada vez más, alzan la voz para cambiar esta situación. Según constata la Agencia Europea del Medio Ambiente (EEA) Polonia registra los niveles más altos de partículas nocivas en el aire de Europa, solo superada por Bulgaria. La situación es grave, ya que hasta 47.000 personas mueren de forma prematura en Polonia por la exposición a la contaminación
del aire, según datos de la OMS.
Las causas de la contaminación son múltiples, pero hay una que sobresale, el uso del carbón. Este mineral es un símbolo en el país, sobretodo en el sur. El humo de la combustión del carbón para calentar las casas llena el cielo, sobretodo en invierno, de una neblina intensa llamada smog (composición de las palabras smoke y fog). Además del uso doméstico, Polonia genera más del 80% de su electricidad con este mineral, por lo que el papel del sector industrial minero se mantiene como una de las bases del poder en el país.
La transición energética ha empezado en algunas ciudades del país y es vital para muchos activistas. Desde el corazón minero de Europa, algunos ciudadanos sueñan con un futuro sin carbón. Un gran reto para Polonia.
Se puede leer el reportaje completo en la revista Climática de La Marea.
Sergi Conesa. Inicio mis estudios graduándome en Antropología Social y Cultural y en Integración Social. Paralelamente, complemento mi formación con diversos cursos sobre fotografía, un campo en el que profundizo más adelante cursando el máster de Fotoperiodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona. En cuanto a mi trayectoria profesional, trabajo como fotoperiodista freelance para medios como Cuarto Poder, El Salto Diario, La Marea y El País, y
soy colaborador habitual de El Periódico de Cataluña.
Además, me he especializado en la fotografía participativa como herramienta de empoderamiento social. Junto con otros profesionales de la fotografía, la comunicación y la acción social, hemos iniciado un proyecto colectivo, La Ràfega.