Soledad Pulgar
Cuando nuestro paisaje se redujo. Es difícil obviar las circunstancias, excepcionales, que hemos vivido en este último período de tiempo, y las que aún nos acompañan.
No sólo han lastrado nuestro día a día, sino que también han influido decisivamente en nuestro modo de percibir el entorno. Un entorno que, en principio, debería haber sido una zona de confort y con el paso del tiempo se transformó en una amenaza.
El aislamiento forzoso, al que dichas circunstancias nos sometieron, redujo nuestro paisaje, volviéndolo cada vez más pequeño e íntimo. Ese horizonte que poco a poco se hacía más cercano, nos impulsó a buscar un refugio interior, hecho de silencios, en el que podíamos dejar volar la imaginación y guarecernos de una realidad lacerante de la que deseábamos evadirnos.
Estas imágenes no son un proyecto preconcebido, nacen en el día a día, con la observación subjetiva e íntima de mi paisaje particular.
Soledad Pulgar. Durante muchos años la principal herramienta de mi trabajo fue la pintura, sin embargo, la fotografía siempre me acompañó. Fue el soporte, el complemento. Me ayudaba a captar una determinada luz, un movimiento o una expresión, que mas tarde, podía volcar en la tela. No sabría decir si primero fue la fotografía o la pintura, pero hace ya mucho tiempo que mi principal bagaje, por no decir el único, es la foto. Hoy es una pasión, una forma de voyerismo que me permite elegir el fragmento de realidad que quiero conservar en mi retina.