Territorios del olvido
Alfonso Vila
Las estaciones abandonadas son el territorio del olvido. El territorio del olvido es el territorio de la naturaleza. He fotografiado cientos de estaciones abandonadas y en muy pocas ocasiones me he encontrado con otro ser humano. Parece que la gente huye de las estaciones abandonadas, que no se molestan en parar el coche o en andar hasta ellas. A veces, las tienen al lado de un camino, la antigua vía del tren convertida en “Vía Verde”, pero no se molestan en detenerse a mirarlas, o sólo se detienen un momento. Muchas estaciones están valladas, son peligrosas porque se pueden caer, y su aspecto ruinoso y lleno de maleza o incluso basura no invita a acercarse.
Sin embargo, todas estas estaciones han sido saqueadas, y casi todas tienen las paredes llenas de grafitis. Algunas también tienen la huella negra del humo de la hoguera. Alguien ha entrado en ellas, alguien ha pasado aquí una noche o una tarde, alguien ha intentado que este edificio sin ventanas ni puertas le sirviera de refugio. En varias estaciones he visto colchones en el suelo, o una silla vieja medio rota, o un montón de ropa sucia que alguien abandonó. En ninguna estación he encontrado nada de valor, porque todo lo de valor fue arrancado de la pared, fue trasladado a otro lugar, o fue robado por la noche.
Cuando llego a una estación que no conozco, que aún no he fotografiado, lo primero que hago es imaginármela en sus buenos tiempos, imaginármela nueva, recién construida, recién inaugurada, con el primer tren llegando humeante y ruidoso, pitando alegremente, con adornos florales en la locomotora, y todo el mundo aplaudiendo y gritando, y una banda de música recibiendo a los primeros viajeros.